Encontrar algo 100 por cien natural es muy difícil. Menos es más. Menos ingredientes pero hacen falta muchas cosas que se necesitan. Aunque mucho no están de acuerdo en que la cosmética ecológica necesita de vitaminas, conservantes.
Hay que retirar productos nocivos.

La cosmética natural, orgánica o ecológica, o artesanal es cada vez más demandada por un consumidor cada vez más experto, consciente de que la cosmética es un producto con el que debemos ser exigentes y que le gusta informarse sobre sus componentes.
La demanda crece en calidad, pero también en naturalidad. Los cambios en la mentalidad de consumo son los que marcan las leyes del mercado, y cada vez son más las personas que se preocupan por el comercio justo, el comercio de cercanía o los productos “cruelty free”, el desarrollo sostenible, el impacto medioambiental, la salud del planeta además de nuestra salud… lo que hace que la cosmética natural y ecológica se posicione cada vez más como una opción muy demandada entre las personas comprometidas con la ecología ¿eres una de ellas?

¿Qué es la cosmética natural?

La cosmética natural y ecológica no es más que la evolución del uso de los productos naturales como tratamiento de belleza. Ya los antiguos romanos usaban productos naturales como la miel para el cuidado de la piel y son también conocidos los baños de Cleopatra con leche de burra y el uso del aceite de oliva para embellecer su rostro.
Se trata de una alternativa a la cosmética convencional, más suave y libre de sustancias químicas algunas de las cuales cada vez se toleran menos por parte de una población cada vez más sensibilizada y con tendencia en auge a pieles reactivas y atópicas.
Se trata de una opción muy recomendable incluso para personas con piel muy sensible. Nuestros hábitos y nuestro ritmo de vida han cambiado, el nivel de stress es elevado, la cantidad de tóxicos a los que estamos expuestos debido a la polución es enorme, la sobreexposición a las pantallas y a la luz azul… se necesitan soluciones naturales que nos ayuden a minimizar el impacto de las consecuencias que ello conlleva en nuestra salud y no sólo en nuestro cutis. En este sentido la investigación y la ciencia afortunadamente están dando pasos adelante de forma muy importante.