Las pop up store están triunfando mundialmente. Son una tendencia a la que cada vez se suman más empresas con el fin de potenciar su marca y hacer atractiva su propuesta para los clientes. Son tiendas temporales que se sitúan en lugares estratégicos, puede ser dentro de una ciudad, en centros comerciales o en festivales, siempre y cuando sean lugares con mucha afluencia. Los ejemplos más recientes en Madrid son Heura, la compañía de carne vegetal referente en España, y la futura pop up que abrirá Shein, el gigante textil chino.

La razón de su uso es la búsqueda de la inmediatez, también en la venta offline. Se consigue generando una experiencia de ahora y no más tarde que provoca la compra compulsiva.

Su éxito se debe a la sensación de exclusividad, las ofertas y los productos efímeros, que atraen al consumidor. Además, al ser tiendas físicas permite que clientes offline (que no compran por Internet) puedan acceder a estos servicios. Otras veces sirve como proyecto piloto para futuros productos que se comercializarán a mayor escala, o para impulsar las ventas en fechas señalas, como Navidad o periodos estivales. En general, estas tiendas consiguen destacar la marca gracias al uso de las redes sociales.

Los comienzos de las tiendas físicas ‘pop up’

La moda de estos espacios fugaces surgió hace menos de veinte años en ciudades como Nueva York y Londres, donde algunos diseñadores de moda empezaron a buscar lugares singulares para poder presentar sus nuevas colecciones o vender sus stocks. En paralelo, los chefs buscaban una nueva forma de disfrutar de una cena especial.
Estas tiendas nacieron con el fin de dar a conocer el resultado del trabajo de diseñadores y cocineros, a la vez que trataban de ahorrarse los costes fijos, como por ejemplo el alquiler del lugar. Todo esto suponía que se pudiera difundir sus obras más allá de las fronteras, y que llegarán a más gente.
La marca japonesa Comme des Garçons fue pionera en la creación de una tienda pop up. Para ello, redecoró un garaje de Nueva York hasta convertirlo durante una semana en una tienda abierta al público.

Otras empresas han querido imitar el modelo de pop up. En 2012, Nike abrió una durante el mes de agosto en Barcelona, con un diseño que conmemoraba el vigésimo aniversario de los Juegos Olímpicos Barcelona 92.

Años más tarde, en 2017, el gigante chino del comercio electrónico, AliExpress, se instauró en Malasaña en el mes de noviembre. Con la campaña, Redescubre AliExpress, los clientes podían conocer nuevas tendencias. En 2018, con la ayuda del Corte Inglés, se volvió a abrir una pop up para celebrar el Single´s Day (Día del Soltero).
En España, en las Navidades de 2016, Carrefour inauguró una pop up en el barrio de Malasaña.
Más recientemente, en las navidades de 2022, la tienda de lujo Tiffany también optó por recurrir a esta moda. Además, en mayo de este año, Heura abrió una pop up que ha batido todas las expectativas. Se esperaba vender 5.000 platos; pero en tan solo cinco días lograron vender 9.500 platos, doblando las ventas y consiguiendo sold out todos los días.

Además, Coca-Cola inauguró una pop up en Londres, que estará hasta septiembre de este año. Cuenta con barra de bebidas y una máquina de personalización para que los clientes puedan personalizar sus propias latas del refresco.

Este sistema es una forma de estudiar el comportamiento del consumidor en formatos de corta duración, su psicología y como influyen los cambios en los hábitos de compra. Las redes sociales han creado situaciones donde nos acostumbramos a mezclar el ocio y el consumo.