Las criptomonedas dan un buen susto (junio de 2022) pero las caídas no paran. Este sistema de no pagos, o mejor dicho no es dinero ya que carece de algunas de sus características: medio de pago o de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor.

Las criptomonedas son un riesgo por todos lados, y una oportunidad para vendedores de humo porque es volátil, algo que no es malo ni bueno, sino un dato. Si quieres ganar dinero tienes que arriesgar y la volatilidad te favorece. Puedes apostar al alza o a la baja. Comprar y vender en horas y ganar mucho….y evidentemente perder.

Los bitcoins se inventaron para esquivar el control de los gobiernos. Es como el oro online, pero a diferencia del oro, este lleva miles de años atrayendo a los inversores y aunque fluctúa no es tan volátil. El oro no sirve para casi nada, pero se puede comprar y vender en cualquier parte del mundo, no se altera con nada y por lo tanto no se deteriora, y es relativamente fácil de almacenar aunque su peso es elevado para un transporte sencillo.

El bitcoin tiene el mismo objetivo pero que se pueda usar online. Enviarlo por mail…es código. Compras algo y envias el dinero sin registrar al otro lado del mundo. Pero claro, es una invención, y por lo tanto tienes que creer en él para usarlo, comprarlo, invertir,…

Su uso, además, está muy vinculado a lo oscuro, al fraude, lo ilegal, ya que no deja rastro y eso obliga a demonizarlo por parte de los gobiernos o los controladores del orden mundial. Algo que es fácil porque en economía el miedo forma parte de las decisiones. Por lo tanto, no podrás trabajar con el bitcoin (o sucedáneos) sin sufrir la ira del miedo y la avaricia.

El desplome de las criptomonedas también ha puesto entre la espada y la pared a los mineros. Gran parte de ellos se han encontrado que la elevada inversión realizada en equipos para extraer criptomonedas ya solo les ofrece pérdidas.